Introducción


 El acta de fundación de Periquetia se remonta al año de 1986 A.C.C. (Antes de Cualquier Cosa), fecha en que Arduro Suaves, alias Arturo Suárez, presentó en el Ex -Convento del Carmen de Guadalajara su primer tomo de periquetes, titulado El periquete sarniente o el español descocado, que apadrinó de alguna manera don José Joaquín Fernández  de Lizardi, autor de El periquillo sarniento (1816-30), novela fundadora del género picaresco en Hispanoamérica. Ahí nos enteramos de la existencia de estos curiosos plumíferos lingüísticos, parientes de las greguerías de don Ramón Gómez de la Serna (que a la postre se convirtió en nuestro santo patrón literario), de los poemínimos de Efraín Huerta ("Fuera del metro todo es Cuauhtitlán") y de las máximas mínimas de Enrique Jardiel Poncela ("La máxima errata es muchas veces la palabra autor").
            De ahí en delante Arduro se convirtió en apostólico difusor y profusor de esta maniática pero simpática gimnasia o aerobics verbi-sensual, a través de más libritos, hojas fotocopiadas, lecturas radiofónicas y rincones periodísticos, donde contagió la sarna periquetera a diestra y siniestra. Este proceso culminó alrededor de 1990 con el inicio de las reuniones sabatinas del Club de Periqueteros Solitarios de Occidente Asociación Banal, en su sede oficial del Café Gardel (atendido por la señora Gloria Reyes) en plena avenida Juárez, y posteriormente en el Hotel del Parque (el hotel moderno más antiguo de Guadalajara y segunda sede periquetera). A estas reuniones ininterrumpidas, que ni siquiera se suspendían en vacaciones, acudieron voluntaria o accidentalmente desde entonces muchos de los escritores o aspirantes a escritores que navegaban por la ciudad, procedentes de los más diversos rumbos (geográficos, cronológicos, mentales, raciales, sexuales y barriales), así como un variado grupo de visitantes de todos los oficios, nacionalidades y raleas. La estancia de la mayoría fue temporal, pero hubo un núcleo duro de seguidores que persistimos en seguir el juego hasta que el Apocalipsis nos alcance.
            La dinámica de las reuniones era muy simple: Arduro actuaba como maestro de ceremonias, distribuyendo a los presentes copias fotostáticas - manuscritas o impresas en computadora - que daban fe de los periquetes producidos en la semana anterior, tanto por él mismo, como por los miembros del Club - la "sarna periquetera" -, para su debido goce y revaloración crítica. A los  que deseaban permanecer anónimos se les atribuían seudónimos tales como "el berrinchudo", "el fatigas", "el pistolitas" u otros por el estilo. En seguida se abordaba cualquier tema de conversación y Arduro discretamente anotaba los periquetes que iban surgiendo espontáneamente o los que llevábamos por escrito, no sin discriminación pues los que le parecían malos no los anotaba, y sólo se limitaba a decirle al autor la consabida frase "¿es tuyo?", con la intención de producirle un efecto reflexivo de autocrítica. Había ocasiones que la producción abundaba y los periquetes se concatenaban, como si uno jalara al siguiente; otras ocasiones andábamos muy distraídos y desangelados y ni los periquetes se asomaban. Dependía de muchos factores. Sin embargo, después de más de veinte años  de producción continua, ya se pueden contar por kilos y por miríadas los periquetes publicados por Arduro y su grupo de seguidores más picados. Conviene aclarar que en la presente antología se incluyen, además de los periquetes de los miembros activos del club publicados hasta la fecha, muchos otros aportados por amigos y colaboradores externos espontáneos, o periquetes leídos u oídos circunstancialmente por algún miembro del club (en bares, periódicos, bardas, conversaciones, etc.) que luego fueron  publicados por Arturo en las hojas fotocopiadas donde consignaba la sarna semanal; por tal motivo, la gama de los autores incluidos es muy diversa, los hay de todos los orígenes, edades y oficios, aunque ciertamente predominan los relacionados con el ámbito literario. Igualmente, nos permitimos citar algunos periquetes de autores célebres a manera de "invitados especiales", como Juan Rulfo, Nicanor Parra, Juan José Arreola o García Márquez, entre otros, para mostrar que el cultivo del periquete es universal y florece en todos los rumbos, aunque se le den otros nombres.
            Además de las sesiones ordinarias del Club, también había sesiones extraordinarias en algún bar o café de la ciudad (como el Madoka, la Mutua o el Café de Nadie), lecturas públicas una o dos veces al año (en la Feria del Libro o en otros foros culturales), elaboración de las Manifiestas anuales que recordaban nuestros peri-dogmas fundamentales, lecturas radiofónicas, publicaciones en periódicos, libros o revistas, posadas de fin de año y otro género de festejos (que incluían bailar mambo a mitad de la Av. Juárez), acompañados de música cubana y algo de jazz y Pedro Infante. 
            Hemos vivido el ciclo completo: la época de oro, de plata, de cobre y de hojalata, y a pesar de las defunciones y las defecciones sufridas (como la del propio Arturo, en diciembre del 2009, y la de Miguel Cruz, que ya se encuentran en el Olimpo picudo), nos declaramos incurables de la sarna que sólo puede producir una combinación de literatura + humor + placer + aguda crítica social y personal. Ya somos por costumbre y por derecho habitantes de Periquetia, el continente verbilingüístico donde la utopía es posible, donde el No-lugar elige el Café de Nadie para celebrar su descubrimiento del Lenguaje de Todos, la Plaza de Todos, donde se torea al tiempo y se le clavan banderillas de lucidez y gozo mental, en el breve espacio de las ráfagas llamadas periquetes.
            Aunque escapan habitualmente a las definiciones, por su vocación libertaria, los periquetes han sido "definidos" por los propios periqueteros con algunas frases, como las siguientes: la afinación más picuda de las posibilidades expresivas del idioma;  baches lingüísticos portátiles; los jipis de la lengua; frases voladas y relajientas; erratas afortunadas; cancha magnífica; la fiesta verbi-complaciente del lenguaje; frases mutantes que trastocan los lugares comunes; frases con alineación y balanceo, etc. 
            A pesar de su volubilidad, los periquetes tienen algunas características más o menos identificables:            a)   Son frases o expresiones breves.b)      Buscan producir reflexión, además de la risa o la sonrisa; es decir, buscan el humor intelectual o conceptual y evitan el chiste fácil o procaz.c)      Casi siempre tienen un referente conocido, del cual hacen una parodia o versión alternativa; los referentes pueden ser dichos o refranes, nombres de libros, personajes, obras musicales, películas, calles, instituciones; frases célebres, frases publicitarias, letras de canciones o poemas, etc.d)     Generalmente son juegos de palabras o calambures, que usan la variada gama de figuras retóricas y trucos semánticos que permite la propia lógica del idioma: erratas intencionales, paradojas, metáforas extravagantes, juegos de sonidos, sorpresas conceptuales, etc.e)      Abordan todos los temas habidos y por haber, de manera crítica, irónica, satírica, cínica y desmitificadora: la cultura y la política, el deporte y las relaciones humanas, la geografía y el esoterismo, la gastronomía y los saberes cotidianos, las debilidades habituales y las rancias costumbres.f)       Todas las características no incluidas en los incisos anteriores.
Después de haber expuesto los aspectos históricos, literarios y sociológicos del fenómeno de fin del siglo XX y principios del tercer milenio llamado periquetismo, cuya crucial aparición en los márgenes de la civilización occidental todavía no ha sido reconocida como objeto de estudio relevante por los académicos, no nos resta sino dar la bienvenida a este primer intento colosal de poner orden en la sarna, producida por los miembros del Club de Periqueteros Solitarios de Occidente Asociación Banal (incluyendo los periquetes de Arduro Suaves publicados bajo  el seudónimo "¿es tuyo?") y una variada gama de colaboradores e invitados especiales, con la esperanza de que se convierta en un clásico de la literatura universal. Más que hacer una compilación, nuestro intento fue el de hacer una antología de los mejores periquetes de la sarna, y dar una breve muestra de la megaproducción del propio Arduro (que por sí misma merecería otra antología), aunque como él mismo lo decía: los mejores periquetes se van al limbo. Por supuesto, la responsabilidad de cada periquete corresponde a su autor, y el efecto producido (risa, reflexión o llanto) corresponde a cada lector.
 Atenta mente y distraída lengua,
Raúl Aceves y Jorge Orendáin
"Por un periquetismo de masas"
Guadala-jara-kiri, 2010
.



            

orden en la sarna
antología del club de periqueteros solitarios de occidente(1990-2003)
raúl aceves y jorge orendáin (antologadores)
arturo suárez (fundador del club y conserje editorial)